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Jugar en la naturaleza y todos sus beneficios

Cultivar el respeto hacia la naturaleza, respetarse como persona y respetar a las demás, es algo que se debe aprender de forma espontánea durante la infancia. Una manera saludable de practicar este estilo de vida es jugar en la naturaleza y al aire libre. Estar en contacto con los seres vivos que nos rodean y utilizando los cinco sentidos, les genera a las niñas y niños un sinfín de experiencias que les permiten que su proceso de aprendizaje sea rico, completo, personalizado y real.

¿Qué ventajas nos ofrece jugar en la naturaleza?

Hoy en día, sobre todo después de la etapa de confinamiento, queda más que demostrada la importancia del contacto en 3D que ofrece la naturaleza y nuestro entorno. Como hemos podido comprobar, las dos dimensiones que nos ofrece la tecnología no cubren todas sus necesidades, sobre todo en la etapa infantil, en la que es esencial tanto el desarrollo físico como el intelectual.

Los bosques, la playa, los parques, etc. son lugares perfectos de juego, de asombro y de aprendizaje, en los que todo es variable. Un mismo lugar, en función de la época del año, puede cambiar completamente, aunque sea el mismo: Al jugar en la naturaleza se ven caer las hojas de los árboles, crecer las flores, aparecer mariposas, esconderse los caracoles… En la naturaleza todo crece y evoluciona, como tus peques, así, cada rincón natural es una fuente de inspiración ilimitada, que les sugiere nuevos retos y les abre el abanico de aventuras.

¿A qué se puede jugar en la naturaleza?

Una carrera por el bosque, trepar por las rocas o escarbar en la arena son actividades muy enriquecedoras que les ayudan a concentrarse, a trabajar la psicomotricidad, a buscar soluciones y a conocer los límites de su cuerpo y sus capacidades.

Por ejemplo, un simple paseo por el parque se puede convertir en un apasionante safari si tienen la misión de identificar y fotografiar todas las especies que encuentren, pueden construir un refugio para pájaros o pueden recoger flores para hacerse una diadema… ¡Las posibilidades son infinitas! Seguro que te has dado cuenta de que sus juegos generalmente no tienen un sentido lógico y que las reglas que imponen cambian constantemente… Esto se debe a que juagar en la naturales y al aire libre, sin la intermediación y las normas de las personas adultas, es la expresión del mundo interior de las niñas y niños, un mundo interior no estructurado que todavía está sin explorar.

Debemos ser conscientes de que a medida que crecemos, vamos estandarizando ideas y asumiendo los roles que están definidos en nuestra sociedad. Practicar el juego libre les permitirá a tus peques navegar y experimentar para que puedan evolucionar en sintonía consigo mismos y para que puedan ser tal como son.

¿Qué juguetes necesitan?

La naturaleza es rica en texturas, en olores y sabores. Sus elementos son simples, pero en combinación con la creatividad e imaginación de la infancia, pueden ser el motor de todo tipo de experiencias inspiradoras y variadas.

Aprender a ver los materiales naturales como elementos vivos, como herramientas y como parte del ecosistema, ayudará a tus peques a compartir lo que tienen con los demás, a respetar a los seres vivos que les rodean, a utilizar su imaginación como valor y aumentar su autonomía. A las personas adultas, le proporcionará una visión pedagógica y creativa con la que podrán sensibilizar además de enseñar.

La voz de las raíces

Las niñas y niños se vinculan emocional y afectivamente con todo lo que les rodea. Si esa relación se construye de forma lúdica mediante el juego, además todo tendrá sentido.

El movimiento es esencial para alcanzar un desarrollo pleno. Para llegar a un equilibrio emocional, es necesario conocerse internamente y tener una identidad definida vinculada con un origen y con un territorio. Estos “lugares” serán el escenario y el espacio de diálogo de sus experiencias, en el que nuestras hijas e hijos puedan alimentar su desarrollo sensorial.

Es muy difícil identificarse con un territorio a través de una pantalla. Así que no lo dudes, sal y explora para descubrir lo que te rodea y valorar lo que tienes.

Sembrar aprendizaje

Hoy por hoy nuestra sociedad nos impone una cultura de éxito. Tenemos tendencia a la estandarización y generalmente existe mucha presión por alcanzar un alto rendimiento académico.


La curiosidad y las ganas de aprender son las mejores herramientas para evitar que tus peques entiendan el proceso de aprendizaje como algo negativo. Que conozcan sus puntos fuertes y que asuman sus puntos débiles, les enseñará a lidiar con las frustraciones y a potenciar sus talentos con libertad. Que conozcan su entorno, multiplicará su capacidad para interrelacionar conocimientos y su intuición y esto les ayudará a “saber” y a “querer saber más”.

Cosechar vida

Aprovecha el poder de la naturaleza a todos los niveles, súmate a un estilo de vida respetuoso y sostenible. Sé conciente y procura seleccionar con calma cada elemento que te acompañe. En anainas lo hacemos… ¿Te apuntas?

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